un golpe de realidad
Ayer fue el primer dia que me costó dormir. Tengo la buena suerte ーa lo mejor se trata de fuerza de voluntadー de ser capaz de desviar mis pensamientos, de obviar el bucle. Que no significa eliminarlo, desmigajarlo, que sea inexistente, pues al día siguiente sigue ahí, más fuerte que nunca. Pero por lo menos lo puedo controlar por la noche. Y puedo dormir. Pero ayer casi gana la batalla. Ya la ha ganado en mi estómago, inestable desde hace semanas. En mi pecho, que palpita demasiado, que llega a doler. En mi cabeza, punzante. En mis pensamientos. Ayer saqué al perro. Por él y por mi, porque ambos estábamos nerviosos. Fue un paseo corto, pues es mayor y no necesita mucho más. Pero allí mismo, al darme la brisa en la cara después de cinco días sin salir de casa, al mover las piernas por un terreno asfaltado, al oler los diferentes aromas de las calles, la realidad golpeó. Y todo me pareció tan irreal todavía... sí, golpeó, pero no se puede asimilar. Porque nos olvidamos de ella